Esta edición incluye una nueva introducción por la autora Elizabeth Elliott. Ella usó en esta obra toda la riqueza de los diarios de Jim Elliot, uno de los misioneros que murió sirviendo a Dios entre las tribus aucas, para facilitar al lector conocer la razón por la que un hijo de Dios en el momento de la muerte es capaz de comprometerse con su Padre celestial, aún cuando sea llamado a Su presencia de una manera inesperada.